El huipil, del náhuatl "huipilli", es un tipo de
camisa o vestido típico de los indígenas mexicanos y centroamericanos bordado
generalmente con motivos florales y geométricos.
Los huipiles reviven la historia textil de un pueblo que
durante años ha mantenido con vida el arte de tejer con ingenio, expresión y
creatividad.
Un huipil es un vestido o blusa que
utilizan las mujeres de pueblos originarios de países como México. De origen prehispánico, esta ropa que se destaca por sus ornamentos
forma parte de las tradiciones aborígenes y continúa utilizándose en la
actualidad. Cerca del año 500 d.n.e., los huipiles se usaban en ceremonias
socio-religiosas, y más tarde se usaron en todas las ramas de la sociedad.
Algunos descubrimientos arqueológicos han encontrado figuras de cerámica
maya con mujeres vestidas con huipiles que pertenecían a la elite.
Uso del huipil
Hoy en día el huipil se acostumbra en el sur del país en los
estados de Chiapas, Yucatán, Quintana Roo, Oaxaca y Guerrero, así como en la
zona cercana a Tehuacán, Puebla; en Amatlán de los Reyes, en Veracruz; en
Tetelcingo, Morelos; Tuxpan, Jalisco y en ciertos pueblos de la meseta tarasca
michoacana.
El huipil se empezó a utilizar con regularidad a partir del
siglo XVI, con la característica de que pueblo la realizó de acuerdo con
su cultura, implementando materiales económicos y una silueta muy fácil de
confeccionar. Se bordaban con los hilos teñidos y utilizaban diferentes
materiales para darle más diseño como pelo de animal, generalmente de
conejo, y plumas de pato.
Como en la antigüedad, las niñas comienzan a aprender a
tejer y bordar para poder confeccionar sus propias prendas y también para
poder crear artesanías locales de cada estado.
Para la boda había un Huipil especial y esa prenda
al momento de morir era la que vestía al cuerpo para enterrarlo. Las
mujeres casadas deben utilizar un Huipil con flores abiertas para
hacer notar que es casada.
El huipil consiste en una tela rectangular, doblada a la
mitad, con una abertura para la cabeza y generalmente cosida a los lados,
dejando sin unir la parte superior, para formar la bocamanga. Está formado por
uno, dos o tres lienzos unidos por costuras –las telas se usan tal como salen
del telar, sin cortes, ni alforzas– que lo entallan al cuerpo. A esto se llama
un vestido no confeccionado. Se emplea algodón y lana y a veces se combinan
ambos materiales. Ocasionalmente se entretejen partes de seda, artisela o
plumas como adorno. Actualmente en algunos casos la manta, la popelina o alguna
otra tela industrial han sustituido a los paños tradicionales elaborados en
telar de cintura.
¿Cómo se elabora un huipil?
Una tela auténtica consiste en dos grupos de hilos que se cruzan en ángulo recto. Primero se tienden los hilos a lo largo sobre el telar que está compuesto de varios palos,fijados en un extremo a un punto fijo –argolla, árbol, etc.–, y del otro lado alrededor de la cintura de la tejedora. Las mujeres que tejen en telar de cintura usan el sistema de "pepenado" para trazar los diseños, el cual es de ir levantando con una aguja de hueso o con los dedos un humero de hilos para ir intercalando hilos de colores e ir formando las figuras.
La forma de entrecruzamiento de los dos grupos de hilos se
llama ligamento y de su enorme variedad depende la ornamentación de los
huipiles. De hecho, el telar de cintura, considerado por muchos un instrumento "primitivo", permite la mayor cantidad de técnicas, algunas de las cuales no se
pueden lograr con ningún otro tipo de telar más sofisticado y automatizado; es
la continuación de las manos y del corazón de la artesana que lo maneja.
Dentro del corte básico del huipil, existe una gran variedad de modelos: los hay cortos, que apenas llegan a la cintura y otros que cubren hasta los tobillos. Entre estos extremos hay de todos los tamaños. Muchos de los huipiles clásicos son más anchos que largos, aunque durante los últimos años se nota una reducción de la anchura de la prenda.
Cuando son tejidos en telar de cintura suelen estar compuestos de dos o tres lienzos, puesto que con ese instrumento sólo se pueden hacer telas angostas; generalmente los paños son de igual anchura, pero en algunos modelos, sobre todo en los altos de Chiapas, la tira central es de mayor tamaño.
El escote puede ser redondo, ovalado,
cuadrado o simplemente una incisión vertical, apenas suficiente para dejar pasar
la cabeza. Hay huipiles que son abiertos de los lados, en otros se cosen
solamente unos cuantos centímetros en la parte inferior y otros más tienen la
bocamanga tan angosta que uno se pregunta cómo puede caber el antebrazo de su
portadora. Esto sucede en modelos que son muy anchos y la bocamanga se cierra
alrededor de la muñeca.
Cada huipil puede presentar diferentes bordados. Estas
preciosas prendas se usaban para reflejar y distinguir la identidad de la
etnia y la posición socio económica, en ellos se bordan con figuras de animales y
vegetales y otros que representan a personas. También existen aquellos con
motivos geométricos cerros, volcanes, surcos de la madre tierra, del sol, la
luna, las estrellas.
Hoy en día se utilizan telas sintéticas, para antes, para darle color a los tejidos se usaba la cochinilla, tinte de conchas marinas, añil de corteza de ciertos árboles, como el campeche, moral, marañón, algodón y el "cuyuxcate" el cual era de café natural.
Las distintas comunidades le confieren un simbolismo propio
al huipil. Por lo general algunos huipiles se destinan al uso cotidiano,
mientras que ciertos modelos se lucen en eventos especiales. La mujer
puede usar un huipil específico en su casamiento, por mencionar un caso.
Aunque las características de los huipiles son muy
variables, lo más habituales son blancos con bordados en las mangas y en los
cuellos. Estos vestidos, que se cosen por los laterales, cuentan con una
abertura para la cabeza y otras dos para los brazos.
La Península de Yucatán lo adoptó como traje típico, que en su forma más elaborada tiene tres partes: jubón, fustán y el propio hipil como se le conoce en la zona de México.
Actualmente, el uso del huipil es motivo de orgullo para muchos habitantes de la península yucateca, algunas mujeres lo usan diariamente, otras lo visten de manera ocasional y también hay quienes, aunque no lo portan, les agrada ver cómo luce, de cualquier manera, forma parte de nuestra historia y tradición, por lo que es uno de los elementos que evocan la fusión de las culturas que le dieron origen y que manifiesta su identidad.
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