miércoles, 2 de diciembre de 2020

Misnebalam: pueblo fantasma en Yucatán

 


En cada rincón del territorio mexicano existen historias y leyendas fincadas en un pasado lejano del cual no podemos desprendernos y que es importante conservar; desde las que narran hechos que marcaron las tradiciones que hoy en día conservamos y las que nos recuerdan las dificultades que vivieron nuestros antepasados, hasta aquellas que por su desgarrador desenlace pintan localidades con un presente sombrío y tenebroso.

Los llamados "pueblos fantasma" de México han sido desde sus comienzos imanes de turistas y curiosos que buscan poner a prueba su valentía.

Lugares que alguna vez fueron habitados y estuvieron llenos de voces, colores y aromas, permanecen inhabitados solo con los ecos que sus muros no dejaron ir. La prosperidad que fue alguna vez sólo conserva sus caminos.

Algunos de ellos fueron centros importantes durante la Colonia, época en que la minería fue explotada como nunca antes. Otros fueron conocidos por sus actividades comerciales. Hoy muchos de ellos son ruinas, y los mitos que reviven épocas pasadas envuelven a estos lugares con un velo de misticismo.

Es en Yucatán donde se encuentra uno de estos pueblos fantasma. En el kilómetro 17 de la carretera que va de Mérida a Progreso, está Misnebalam, donde en sus mejores años llegaron a vivir 170 personas.



Misnebalam, que significa "cola de jaguar", fue una comunidad que se dedicaba a la producción del henequén, una especie de agave de la cual es aprovechada su fibra para hacer tejidos, cuerdas para barcos, costales, entre otras cosas.

¿Qué es el henequén?

La importancia de esta hacienda es indiscutible cuando se entiende que el henequén era considerado como el “oro verde” en la época prehispánica; incluso, apenas en el siglo pasado propició una derrama económica muy importante.

El henequén es una planta del género de los agaves, cuyas fibras se utilizaban para la fabricación de sogas y cordeles. Naturalmente, cuando el hilo sintético llegó, la industria del henequén se fue en picada, incluyendo la Hacienda de Misnébalam.

Los dueños de Misnébalam

Según uno de los documentos que posee la Biblioteca de Yucatán, don Fidencio Marqués era el dueño original de la hacienda, pero el 22 de octubre de 1921 sufrió un atentado cuando se dirigía a su propiedad. Uno de sus hijos logró llevarlo herido a Mérida, donde le salvaron la vida. 

Después de ese ataque, sumado a que la industria decayó, paulatinamente la hacienda y todo el pueblo alrededor comenzó a ser abandonado hasta que en 2005 fue declarado con población cero. 

 



Leyendas



A partir del violento hecho, la comunidad se sumió en hechos paranormales: apariciones y demás fenómenos atemorizaban a la población. 

No fue sólo el fantasma del dueño de la finca henequenera el que se aparecía por las calles del pueblo, también se comenta la presencia de un niño al que los pobladores llamaron "Juliancito", cuyas apariciones y muerte no tienen explicación hasta ahora. Incluso, varios programas y canales dedicados a lo paranormal han realizado un sinfín de trabajos relacionados con este caso. En el lugar, hay un altar para que puedas dejarle un dulce o juguete a Juliancito, y así no te haga travesuras.



Por si fuera poco, la iglesia del lugar también es el escenario de las manifestaciones de un monje de túnica negra que sube al techo del templo y extiende los brazos formando una cruz, así como voces y ruidos extraños, casas en donde no vive nadie, pero se prende la luz y otras muchas historias que se cuentan a todo aquel que llega al pueblo "fantasma".

 


Los pobladores de Misnebalam fueron abandonando el lugar poco a poco por los macabros hechos, y a partir del 2005 quedó vacío. Algunos de ellos, ya que no iban a volver, solicitaron al gobierno que el lugar se convirtiera en un atractivo turístico.

 

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