Siempre hay algo nuevo para descubrir en nuestro país.
México es uno de los países con cultura más variada que puedes encontrar en el
mundo, e incluso, hay estados que cuentan con diferentes nacionalidades
viviendo en un mismo territorio.
Puebla es un Estado de la República Mexicana que,
principalmente, destaca por la belleza de sus iglesias y templos ceremoniales,
situación que lo convierte en un destino importante para el turismo religioso,
y no obstante, también tiene otras maravillas disponibles para todo el público.
Pero ¿sabías que existe una parte de Italia localizada en uno de sus municipios? Poco se escucha sobre Chipilo, Puebla. Una pequeña población del estado ubicada a solo 15 kilómetros de la capital poblana. Se trata de un sitio rodeado de la máxima esencia italiana y donde los productos lácteos no tienen comparación.
Debido a su alta concentración de población italiana,
actualmente, este pueblo independiente es mejor conocido como la pequeña
Italia. Chipilo pertenece al municipio de San Antonio Atzompa, la mayoría de
sus habitantes son de origen europeo, y conservan las tradiciones de su lugar
de origen, además de conservar parte de la raíz de su lengua madre: el véneto,
con la ligera diferencia, de que las modificaciones lingüísticas crearon una
nueva variación llamada chipileño.
Pero ¿Cómo surgió este pueblo italiano en México?
El origen de este poblado data de 1880, cuando el Río Pave
arrasó con la región del Véneto en Italia. Las personas que ahí habitaban
lo perdieron todo, por eso no dudaron en cruzar el Atlántico al escuchar
que el presidente mexicano, Porfirio Díaz, proveería terrenos y animales a
agricultores del Mediterráneo que quisieran emigrar a su país. Eso sí, la
condición era que modernizaran el campo mexicano y que pagaran por las tierras
ofrecidas en un plazo de 10 años.
Fue así que el 2 de octubre de 1882, 38 familias
provenientes de Segusino pusieron pie en México y fundaron el pueblo mexicano
más italiano de todos. Los recién llegados se dedicaron a la agricultura y
la ganadería, pero, sobre todo, se especializaron en la producción de lácteos,
una tradición que conservan hasta ahora.
Más allá de los quesos
La calidad de sus quesos no es lo único que queda de los
fundadores de Chipilo. Esta comunidad aún conserva sus costumbres y tradiciones
originales. La fusión entre México e Italia se puede ver desde el letrero
que anuncia la llegada al pueblo, el cual está decorado con las banderas de
ambos países.
Plaza en Chipilo ¿la hay?
A diferencia de cualquier otro típico pueblo mexicano, aquí
no hay ninguna plaza principal (con una fuente o quiosco al centro) rodeada por
el mercado y el palacio municipal. Lo que sí podemos encontrar es una iglesia,
y es muy bonita. La Parroquia de la Inmaculada Concepción se distingue por la
sencillez del estilo de la región del Norte de Italia.
Cerro de Grappa
La mejor vista del pueblo se puede obtener desde la cima del Cerro de Grappa, donde además de una sorprendente panorámica, es posible observar una escultura del Sagrado Corazón de Jesús, otra en honor a la Virgen del Rosario, así como una roca que rinde homenaje a los italianos caídos en 1914 durante la Primera Guerra Mundial.
Lácteos producidos en Chipilo
Chipilo es muy conocido por la excelente calidad de sus
productos lácteos, sobre todo por sus quesos. Variedades mexicanas como queso
de hebra o panela con epazote y jamón, al igual que italianas como el parmesano
y provolone, se encuentran fácilmente en el pueblo.
También son deliciosas las cremas, mantequillas y yogurt,
así que, si haces el viaje en un solo día, te conviene regresar a casa con
algunos de estos exquisitos productos.
Si viajas a Puebla, no te olvides de visitar la pequeña Italia y probar su gastronomía.
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