En esta época de frío es común que miles de mexicanos busquen cubrirse y reconfortarse con un sarape. Es acertado afirmar que una de las prendas que más nos representan como mexicanos son los sarapes. Estos tejidos de colores han sido símbolo de nuestra cultura por mucho tiempo; sin embargo, la realidad es que los sarapes no se elaboran en todos los estados de la república, y algunos no son tan relevantes como otros. Su nombre proviene del náhuatl zarape, que significa "manta para cubrir", término general que podemos acuñar a otras prendas, pero que también distingue esta de las demás.
La moda de cada lugar es única y combina lo actual con las
tradiciones ancestrales. Esta indumentaria era utilizada para cubrir del frío y
la lluvia a los hombres hace varias décadas.
Origen de los sarapes
Esta conocida indumentaria es el equivalente
al rebozo femenino y resultó de la fusión de las culturas
española e indígena. De hecho, se piensa que el sarape combina el tilmati o tilma y
la capa valenciana, de origen español.
Después de la conquista, las prendas que usaban los indígenas fueron sustituidas por prendas de estilo europeo. Y, poco a poco, las mezclaron con el gusto de los nativos; creando así, prendas producto del mestizaje.
Los sarapes comenzaron a crearse alrededor de 1500 en
distintos estados como Tlaxcala, Oaxaca y otras regiones del país, pero no fue
hasta años después que en Saltillo comenzaron a crearse. Es importante, porque
el diseño del sarape que se hizo famoso gracias a la producción que vino de
Saltillo. Esto es debido a que el clima del norte es más cálido, por lo que se
modificó el grosor de los hilos, lo que hizo más delgado el sarape y con ello
los diseños fueron más vistosos.
De esa forma, los sarapes de Saltillo pronto comenzaron a
venderse a extranjeros, que los llevaban a sus países, maravillados por los
colores de los amaneceres y atardeceres del desierto, así como de los diseños
florales y adornos que le hacen a cada uno una pieza única.
También, con el tiempo, a estos diseños se les agrego una
parte con los colores tradicionales de México, siendo una representación del
país para aquellos que lo llevaban a otra parte del mundo, o incluso para los
mismos mexicanos que los portaban con orgullo.
Sarapes en los estados mexicanos
Los diferentes patrones del sarape reflejan la cosmovisión de
las etnias dedicadas a su producción. Tales como los yaquis y
los huicholes.
El sarape como obra de arte
La técnica de tejido, los procesos de hilado y el teñido no
son cualquier cosa. El proceso requiere de mucha habilidad y creatividad de
los artesanos, quienes con materiales naturales y sus manos,
logran diseños únicos y de increíble belleza.
El sarape es tan emblemático que el Museo
Nacional de Antropología e Historia alberga una gran colección. No
sólo tienen sarapes contemporáneos, algunos datan de hace siglos, y todo con
el propósito de estudiar la técnica e iconografía presente
en cada uno de ellos.
Esta prenda ha evolucionado y mucha gente interesada en
preservar nuestras raíces en la moda, ha incorporado este tipo de telas en sus
colecciones o pasarelas.
Por su diseño, color, calidad y tradición, los sarapes siguen
presentes en nuestra cultura. Sobre todo, gracias al trabajo de tantos
artesanos que trabajan por preservar tan representativa prenda novohispana. Sin duda, el sarape es un obra de arte representativa de México.
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