Investigadores del INAH sorprendieron a la población mexicana con el hallazgo de 150 altares mayas. De acuerdo con un registro hecho por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el último altar hallado forma parte del proyecto "Cenotes Urbanos".
¿Qué es lo que se ha encontrado en Playa del Carmen?
Cueva del Templo de La Estalagmita, es el nombre propuesto para que el sitio subterráneo recientemente inspeccionado en un área urbana de Playa del Carmen, en Quintana Roo, pase a formar parte del Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicos. El nombre de la cueva se deriva del espeleotema que precede al pequeño adoratorio maya en su interior, el espacio se suma a las más de 150 cavidades que contienen algún tipo de vestigio arqueológico en esa zona.
Como anotan el arqueólogo responsable de la inspección,
Enrique Terrones González, y su colega José Antonio Reyes Solís, de la
representación del Instituto Nacional de Antropología e Historia
(INAH) en esa entidad, el hallazgo de altares dentro de cuevas y cenotes
es común en la Costa Oriental de la Península de Yucatán, toda vez que los
antiguos mayas consideraban a estos lugares como sagrados, pues se creía que en
ellos radicaban divinidades del agua, la fertilidad y el comercio, como
Chaac y Ek Chuah.
Los especialistas ponen en contexto este "descubrimiento",
al señalar que en toda el área de Playa del Carmen se distribuye un gran
sistema de cuevas secas y semi-inundadas, de las que
en aproximadamente 150 se tiene evidencia arqueológica muy variada,
desde estos altares-adoratorios hasta sencillas ofrendas compuestas de piezas
cerámicas, de lítica y de hueso e, incluso, grabados o pintura en sus
paredes.
La Cueva del Templo de La Estalagmita está compuesta
por sectores secos y otros con presencia de agua, de poca profundidad, en un
área de 800 m², aproximadamente. Por los materiales arqueológicos
recuperados en superficie, se deduce que el adoratorio fue utilizado hacia
los años 1200 y 1550, coincidiendo con el periodo del que datan muchos de estos
altares subterráneos.
De acuerdo con Enrique Terrones, responsable de la
inspección, los artefactos encontrados corresponden al posclásico tardío. Esta
época estaba marcada por una gran inestabilidad social y alimentaria en la
región.
Los mayas ingresaban a estos lugares considerados "entradas del inframundo", para depositar ofrendas y pedir el consejo de los
ancestros y la ayuda de las deidades.
Detallaron que por ahora solo se ha hecho un recorrido
sistemático en la parte seca de la cueva, localizando algunos materiales
arqueológicos en superficie, por lo que se plantea una exploración más
detallada, que conlleve también la consolidación y restauración del
altar-adoratorio, el cual se ubica a 20 metros de la entrada de la cueva,
la que a su vez fue modificada por los antiguos mayas para facilitar el
acceso e, incluso, realizaron algunas nivelaciones visibles del terreno.
La pequeña edificación prehispánica fue construida con
piedra caliza y revestida de estuco, mismo que presenta aún restos de pintura
en color azul. Su estilo arquitectónico corresponde al de la Costa
Oriental, cuya temporalidad se ha definido para el Posclásico Tardío. La
fachada cuenta con una entrada estrecha orientada al oeste, presenta un dintel
remetido en la parte superior y, sobre éste, una cornisa por encima de la cual
corre un muro de la fachada, hasta el techo de la cueva.
Deterioros en el muro posterior a la entrada del
adoratorio, como en las paredes laterales y el piso, consistentes en
remoción y pérdida de piedras y estuco, indican que el sitio fue objeto de
expolio tiempo atrás.
Los especialistas del Centro INAH Quintana
Roo comentan que, aunque la cueva ha sido nombrada como el Templo de
La Estalagmita, en realidad el espeleotema parece corresponder a una
estalactita que fue extraída de otra cavidad y clavada invertida a su
forma natural. Las exploraciones futuras permitirán aclarar este punto.
A 5 metros del altar se localizó un afloramiento de
roca madre sobre la cual se excavó un mortero; asimismo, se
localizaron fragmentos de cerámica del Posclásico Tardío, de una navajilla
de obsidiana y dos molares humanos, evidencia que es producto del acarreo al
interior de la cueva por factores naturales. Los materiales se hallan en
proceso de limpieza y clasificación para obtener más datos de las formas
cerámicas y su asociación a ciertas cronologías.
Entre las solicitudes para garantizar la conservación
del espacio, está el requerimiento al municipio de Solidaridad, de
la colocación de una reja de contención a la entrada de la cueva, a la
espera de proseguir con la exploración sistemática de toda la cueva
semi-inundada, y la consolidación y restauración del adoratorio maya.
¿Ya sabías de estos increíbles hallazgos?
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