Hacia fines de los años 50 el cine de oro mexicano tal como
se conocía iba en declive. Los tiempos y las sociedades cambiaban al ritmo del
progreso tecnológico. Comenzaba a filmarse en color y se abría la época de las
películas del Santo, de presupuestos baratos y tramas que rayaban en lo
inverosímil. A la par, el cine mexicano comenzaba a poner en escena a artistas
de la comedia como el dúo Viruta y Capulina y Cantinflas, así como películas
dirigidas a una audiencia más general e incluso enfocadas al público infantil.
En ese marco es que surge la película Santa Claus dirigida
por René Cardona. Hacia aquellos años, la tradición navideña en México venia
incorporando poco a poco varias influencias extranjeras como la del árbol
de Navidad y también poco a poco se popularizaba la figura de Santa Claus
(o San Nicolás). La película era una manera de introducir a este personaje de
manera más popular por medio del cine; la misma contó con la participación de
actores como José Elías Moreno, quien interpretaba al personaje estelar, así
como Cesáreo Quezadas en el papel de un niño que ayuda a Santa Claus.
También está la participación de Lupita Quezadas, hermana de
Cesáreo y que interpreta a otra niña que lleva su propio nombre. El guion fue
escrito por el mismo Cardona y Adolfo Torres Portillo y la película fue filmada
en color en estudios Churubusco.
Aquellos juguetes de hojalata y madera
Si uno contrasta la trama de la película con el argot popular con que se suele contar la historia de Santa Claus, notará varias discrepancias. En principio, porque Santa Claus (que también en la película se le reconoce como San Nicolás de Bari) no vive en el Polo Norte, sino "muy lejos y muy cerca del cielo, en un palacio de oro y cristal"; en vez de ser ayudado por varios duendes, Santa Claus tiene a niños de diversas partes del mundo que nunca crecen y que tanto ellos como él comen "pasteles y helados hechos de nubes"; por último, el trineo que usa no está jalado por renos normales (dejando de lado que sean nueve contando al famoso Rodolfo de nariz roja), sino por renos de juguete a los que se les debe de dar cuerda.
De igual forma Santa Claus cuenta con más ayudantes y
artilugios para llevar juguetes: el herrero Yabón le hace una llave que
abre todas las puertas y el mago Merlín le crea polvos para dormir a
los niños que estén despiertos y una flor, la "Flor de No Te Veo", que lo
hace invisible al olerla. También cuenta con un observatorio donde tienen un
telescopio con un ojo que todo lo ve, un cerebro que permite ver los sueños y
un oidor para escuchar lo que traman los niños malos.
El diablo
Evidentemente estos cambios sirvieron para hacer más
comprensible al personaje en un país en el que no nieva y que seguía adorando
la figura del Niño Jesús —razón por la cual aparece un nacimiento al inicio de
la película. Sin embargo, la trama no sólo se centra en Santa Claus llevando juguetes
a los niños, sino también en una lucha del bien contra el mal. Es aquí donde
entra la figura del diablo.
En esta cinta, el diablo tienta a la niña Lupita a robar una muñeca. Seguramente has visto la siguiente imagen rondar por las redes sociales.
Es llamado Precio, es un diablo menor que ha sido encargado por
Lucifer (quien sólo hace resonar su voz a través del Infierno) de hacer que los
niños se porten mal.
Una pastorela moderna
La película es una adaptación modernizada de una pastorela.
Recordemos que en las posadas navideñas se dan representaciones
teatrales conocidas como pastorelas, obras de índole cómico cuya trama suele
variar pero que tienen un común denominador: la aparición de un ángel que anuncia
que el nacimiento del mesías está próximo, el camino de los pastores (de ahí su
nombre) al pueblo de Belén para adorar al niño y el actuar del diablo
(generalmente el mismo Lucifer, aunque en algunas versiones está acompañado de
algún diablo o envía a éste a hacer el trabajo sucio) para evitar que aquellos
lleguen a su destino.
Así contemplado esto, la película de Santa Claus no es otra
cosa que una pastorela actualizada: varias situaciones graciosas ocurren en la
medida en que Precio intenta frustrar que Santa Claus lleve juguetes a los
niños, pero sus planes fallan o terminan por afectarlo. Todo mientras varios
niños son los que terminan en medio de esta lucha: un niño rico que no es
atendido por sus padres, Lupita, que sólo quiere una muñeca, y tres niños que
hacen cosas malas.
No es de sorprender, pues, que la película haya sido un
éxito en México y se haya vuelto una tradición que se transmita en épocas
navideñas. La película ganó el Premio Golden Gate en el Festival Internacional
de Cine de ese año en la ciudad de San Francisco y fue presentada en la matiné
de películas de K. Gordon Murray, quien se encargó de doblar la película al
inglés.
A pesar de todo ello, la película de Santa Claus es una que
en los mexicanos genera una respuesta positiva y un fuerte sentimiento de
nostalgia, no sólo por el hecho de ser una que muchos vimos desde niños, sino
que además está ligada fuertemente a nuestras tradiciones al ser, como hemos
dicho, una pastorela moderna. Es una película que tiene la esencia del espíritu
navideño y el resultado es un verdadero mestizaje cinematográfico que es
entendible para los mexicanos.
Si aún no la has visto, date la oportunidad de apreciar esta cinta mexicana, la cual ha pasado de generación en generación y es una obra que no te puedes perder.
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