Nos trasladamos al norte de la República Mexicana para conocer más acerca de este sorprendente lugar. Creel, enclavada en la Sierra Madre Occidental, es la entrada a las Barrancas del Cobre y el principal asentamiento camino a las barrancas y abismos más espectaculares de Chihuahua. Esta localidad del municipio Bocoyna en el suroeste del estado de Chihuahua, en 2007 obtuvo el título de Pueblo Mágico para impulsar el aprovechamiento turístico de sus incomparables espacios naturales y de su rica cultura tarahumara.
Creel, también conocido como Estación Creel por su relación con el ferrocarril. Hasta la década de los sesenta, el tren que hoy conocemos como Chihuahua-Pacífico terminaba su ruta en este Pueblo Mágico, el único de Chihuahua. Además de ser una pintoresca villa cuya arquitectura nos recuerda al lejano oeste, Creel es un excelente punto de partida para conocer la Sierra Tarahumara, viajar en El Chepe y aventurarse por las Barrancas del Cobre.
Origen
El territorio de Creel, como muchos otros de las barrancas
chihuahuenses, ha sido habitado desde tiempos inmemoriales por el pueblo
rarámuri. El actual pueblo mestizo de Creel fue fundado en 1907 como una
estación ferrocarrilera en el lugar donde se encontraba una ranchería rarámuri.
Creel fue por mucho tiempo el punto final en México del antiguo ferrocarril que
partía de Kansas City y ha conservado su antiguo nombre de Estación Creel. Fue
bautizado en honor del político y empresario Enrique Creel Cuilty, figura
chihuahuense de la época del Porfiriato.
Atractivos turísticos
Este pueblo rodeado de belleza natural, alberga atractivos
turísticos que puedes visitar en tu próximo viaje, algunos de ellos son:
- Misión de San Ignacio
Fue construida por los
Jesuitas en el siglo XVIII en estilo románico y en sobria cantería de tono
rosa. Presenta la típica construcción austera de este tipo de edificaciones en
el norte de México y el templo actualmente en servicio fue levantado a
principios del siglo XX. Cerca de la misión hay un cementerio con tumbas del
siglo XVII en adelante.
- Lago de Arareko
Este lago del ejido de San Ignacio de Arareko, a 5 Km. de
Creel, es un bello cuerpo de agua rodeado de bosques de coníferas, encinos y
madroños, ideal para acampar y para practicar entretenimientos al aire libre
como caminatas, senderismo, observación de la naturaleza y ciclismo de montaña.
Cuenta con unas pintorescas cabañas con los servicios básicos, administradas por
una comunidad tarahumara. Si te gusta el frío, el paraje puede helarse hasta
los -20° C en pleno invierno del hemisferio norte, con tormentas de
nieve. En verano el termómetro aumenta hasta 26° C.
- Cascada de Basaseachi
Cerca de Creel se encuentra esta catarata que es la quinta más grande del continente americano, con una longitud de 246 metros en su caída. El «lugar de coyotes» en lengua rarámuri muestra su mayor esplendor durante la temporada de lluvias, que va de julio a septiembre, cuando el caudal es máximo y la vegetación reverdece, produciendo un bello contraste de colores. Puedes bajar hasta el fondo o admirarla desde un mirador intermedio llamado La Ventana.
- El Chepe
El ferrocarril que recorre casi 700 Km. entre Chihuahua y
Los Mochis, cruzando las Barrancas del Cobre, popularmente llamado El Chepe, se
ha hecho un espacio de leyenda en la historia moderna del norte de México,
principalmente por la accidentada geografía y los abismos de la Sierra Tarahumara.
Una de sus estaciones de más movimiento en el trayecto está en Creel e incluso
si no necesitas el ferrocarril porque lo harás todo en automóvil, debes hacer
un paseo en el tren para que por lo menos cruces por algunos de los casi 40
puentes, disfrutando del extraño placer del vértigo.
- Recowata
La Sierra Tarahumara también es territorio de aguas
termales. A unos 20 Km. de Creel, en el municipio de Urique, se encuentra
Recowata, un área de aguas termales. Las aguas han sido represadas en recintos
construidos en armonía con el entorno y su temperatura durante casi todo el año
es de 35° C, que sientan espléndidamente sobre todo en la temporada de frío. Se
llega por un camino que desciende a la Barranca de Tararecua, en un recorrido
que es de agradable contacto con el paisaje.
- Valle de los monjes
Cerca de San Ignacio de Arareko hay un valle con unas
impresionantes formaciones rocosas que datan de hace más de 20 millones de
años. La erosión del agua y el viento esculpieron las piedras de forma alargada
y puntiaguda, convirtiéndolas en monolitos que parecen monjes participando en
un espectral oficio religioso al aire libre, con los turistas que se acercan
hasta allá como únicos fieles.
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