La lucha libre, caracterizada por piruetas aéreas,
llaves a ras de lona y máscaras coloridas, es una práctica que trasciende su
estatus de deporte. Más allá de la innegable proeza atlética de quienes la
practican, la lucha libre una expresión cultural que se ha convertido en parte
de la identidad mexicana con el paso del tiempo, por lo que incluso podría
decirse que es un sinónimo de México en el resto del mundo.
Historia
Los antecedentes de la lucha libre mexicana se remontan
hacia 1863, durante la Intervención francesa en México, Enrique
Ugartechea, primer luchador mexicano, desarrolló e inventó la lucha libre
mexicana a partir de la lucha grecoromana.
En 1910 el italiano Giovanni Relesevitch ingresa a México
con su empresa, la cual es una compañía teatral. Al mismo tiempo, Antonio
Fournier trae el Teatro Colón, a cuyas filas pertenecen tal vez los
primeros luchadores, Conde Koma (Cuyo verdadero nombre era Mitsuyo Maeda,
quien es considerado el precursor del Jiu-jitsu brasileño y en todo
caso de los modernos espectáculos de Artes marciales mixtas)
y Nabutaka. El enfrentamiento entre las dos empresas causa revuelo entre
la población, generándole un jugoso negocio a ambas. En 1921 Constand le Marin
arriba a México con su empresa, presentando a León Navarro, que había sido
campeón de peso medio en Europa, junto con el rumano Sond y otros más; dos
años después volvió a México, trayendo al japonés Kawamula quien,
junto con Hércules Sampson, actuó en el Frontón Nacional.
En septiembre de 1933, Salvador Luttherot González fundó la Empresa Mexicana de Lucha Libre (EMLL), hoy conocida como Consejo Mundial de Lucha Libre, por la cual es considerado el "padre de la lucha libre". Esta empresa sigue en funcionamiento y se le considera la de mayor categoría en México y el mundo. Otras empresas principales son: Asistencia Asesoría y Administración (AAA), International Wrestling Revolution Group (IWRG) y Alianza Universal de Lucha Libre (AULL). La EMLL creó su propia escuela de luchadores para formar talentos locales y, tras ganarse la lotería dos veces, Lutteroth mandó a construir la Arena México, ubicada en la colonia Doctores.
Características que distinguen a la lucha libre mexicana
Es una mezcla de deporte y secuencias teatrales que
en México es el deporte-espectáculo más popular, sólo por debajo del
fútbol. La lucha libre mexicana está caracterizada por sus estilos de
sumisiones rápidas y acrobacias elevadas, así como peligrosos saltos fuera del
ring; gran parte de estos movimientos han sido adoptados fuera de México.
Muchos de sus luchadores son enmascarados, es decir, utilizan una máscara para
ocultar su identidad verdadera y crear una imagen que les dé una personalidad
especial. Los luchadores pueden poner en juego su máscara al enfrentar un
combate contra otro luchador enmascarado (máscara contra máscara) o bien con
uno no enmascarado (máscara contra cabellera), pero al perderla no la pueden
volver a portar nunca jamás en su carrera deportiva, aunque se han suscitado
casos de luchadores que vuelven a enmascararse tal es el caso de luchadores
como Rey Misterio Jr y Psicosis.
La máscara
La lucha libre no se puede entender sin las incomparables máscaras, reflejo del color y la singularidad cultural de México. No solo eso. Las máscaras también encierran un halo de misterio alrededor del rostro de un luchador, quien, paradójicamente, se convierte en una celebridad y al mismo tiempo en una incógnita para miles de seguidores que hacen de estos personajes unas auténticas leyendas vivientes.
La variedad de diseños es incalculable. Cada luchador le da
su propio estilo y forma al personalizarlas para crear una marca que se conecte
de manera especial con los fanáticos.
Hay varios luchadores que, a lo largo de la historia de este
deporte, se han destacado por sus máscaras.
Dentro de ellos, no se puede dejar de mencionar a El Santo,
quien hizo su aparición en la lona en 1942. Inconfundible por su color plata en
la máscara, la capa y las botas, fue duramente criticado a lo largo de su
trayectoria, ya que muchos los calificaban de salvaje y rudo al momento de
luchar.
Otro luchador icónico fue Blue Demon (demonio azul), quien
hizo de este color su sello distintivo. Blue Demon tuvo, además, una rivalidad
histórica con el Santo, y muchos lo consideraban mejor luchador. Al contrario
del plateado, Blue Demon era limpio y más hábil en su técnica de lucha. Por
supuesto, esa rivalidad contribuyó a un espectáculo que mantuvo entretenida a
varias generaciones.
La máscara es un símbolo tan importante que puede apostarse en combate. Perder la máscara ante un oponente es visto como el máximo insulto, y el luchador derrotado debe despojarse de su máscara para siempre. Es importante mencionar que no todos los luchadores usan máscaras: así, si un luchador sin máscara quiere hacer una apuesta, lo normal es que apueste su cabellera. Si pierde, deberá rasurarse en el momento.
Un deporte teatral
Además de ser un disciplina deportiva, la lucha libre tiene
muchos elementos que la convierten en todo un espectáculo. Los luchadores
suelen dividirse en dos bandos: rudos y técnicos. Los rudos tienen un
estilo de lucha más agresivo y es común que hagan trampa para ganar. Los técnicos,
en cambio, respetan las reglas dentro del ring, y sus movimientos son mucho más
precisos y complejos. En esta lucha del bien contra el mal juega un papel
importante la tribuna: hay aficionados de ambos bandos, y los gritos, vitoreos
y abucheos de la multitud son una parte esencial de la experiencia de ir a las
luchas.
Lucha libre en la actualidad
La lucha libre es uno de los cinco deportes más populares en
México. Esta disciplina es particularmente especial para los habitantes de la
Ciudad de México: por ello, en 2017 se inauguró la exposición Leyendas de la
lucha libre en la estación Guerrero del metro capitalino. Con una
extensión de más de 2,000 metros cuadrados, los murales conmemoran a 45 de los
luchadores más emblemáticos de la historia.
Además, en 2018 la lucha libre fue declarada Patrimonio
Cultural Intangible de la Ciudad de México. Así, se reconoce y se celebra la
importancia de la lucha libre en la cultura popular mexicana, cuyos colores y
emociones han dado la vuelta al mundo.
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