La dalia no solo es una de las flores más bellas de México, sino que también es la flor nacional de nuestro estado.
Origen
Los aztecas dieron a la dalia el nombre de xicamiti,
posiblemente derivado de xicama-xóchitl, que significa “flor de camote” (por
sus raíces en forma de bulbos); también era conocida en esa época como acocoxóchitl que
significa “tallos huecos con agua”.
Con las dalias se adornaban los templos prehispánicos y sus
pétalos se empleaban para hacer tintes naturales para las prendas de algodón.
Hoy, además de su uso ornamental, esta flor es utilizada en la medicina
tradicional y, en algunas regiones, aún se cocinan sus pétalos y el tubérculo.
Su nombre le fue dado en el año 1971 en memoria del botánico
sueco Andreas Dahl, uno de los discípulos de Carl Linneo; científico,
zoólogo, botánico y naturista sueco, considerado el creador de la clasificación
de los seres vivos o taxonomía.
Hasta hoy se han reconocido 43 especies de dalias, todas
ellas del continente americano; de las cuales 36 son endémicas de México, es
decir solo crecen dentro del territorio mexicano.
A petición de la Sociedad Botánica de México, la Unión
Nacional de Floricultores y Viveristas de México y el periódico Excélsior
(entre otros), bajo decreto expedido el 13 de mayo de 1963 por el entonces
Presidente Adolfo López Mateos, se oficializó a la dalia como “símbolo de
la floricultura nacional en todas sus especies y variedades”.
Con el objetivo de promover su cultivo, la Sociedad Mexicana
de la Dahlia instauró el 4 de agosto como Día Nacional de la
Dalia.
Usos
La dalia primero nos deleita con sus hermosos colores,
luego nos alimenta con sus tubérculos y flores, y también nos cura. En los
estados de Hidalgo, Puebla, Michoacán, Oaxaca, Veracruz, Estado, y CDMX acostumbran cocinar los tubérculos en pencas de maguey, con dulce o en
té; los pétalos se consumen en forma de pequeñas tortas y ensaladas. Hoy en día
se usa como sustituto de la papa y la jícama. Los actuales mixtecos de Oaxaca
continúan con la tradición de consumir el tubérculo (o camote) en fresco, para
obtener carbohidratos.
Las dalias pueden usarse para crear una gran diversidad de
salsas, ensaladas y hasta infusiones. Esto es posible gracias a las
bondades de sus pétalos, que cambian de sabor según el color que sean: los
blancos son más ácidos, mientras que los rojos y amarillos tienden a ser más
dulces. Otra de sus utilidades, más allá de la comida, se da (aunque cada vez
menos) en el proceso textil para teñir algodones.
Se aconseja consumirla como cualquier tubérculo (papa o camote) la puedes cocinar con agua sin necesidad de algún otro condimento y combinar con una gran cantidad de platillos.
Utiliza el agua de la cocción como té y también obtén sus beneficios. Su sabor no es desagradable, es parecido a una mezcla de apio, alcachofa y jícama.
Propiedades medicinales y nutricionales
Hoy en día, de acuerdo a investigaciones realizadas en la Universidad Autónoma de Chapingo (UACH), consumir la raíz de la dalia ayuda a reducir los niveles de glucosa y hemoglobina glucosilada en pacientes de diabetes mellitus tipo 2. De hecho, con ella se puede preparar una harina que resulta ideal como suplemento alimenticio, o para una repostería más saludable. Según la UACH, la dalia es una gran fuente fibra natural y dietética.
La Biblioteca Digital de la Medicina Tradicional Mexicana de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) menciona en su descripción la cantidad de inulina que contiene y también los usos históricos que se le han dado en diversas partes de la república, por ejemplo, en Michoacán el té de su raíz cura la tos. En Oaxaca se usa para aminorar los fuegos en la boca, solo aplicando la savia o lo que resulte de moler sus hojas.
Los tubérculos de dalia son ricos en fibra
dietética que favorece a la flora intestinal, combate el estreñimiento y evita
el crecimiento de agentes patógenos generadores de cáncer de colon.
Otra de sus bondades descubiertas en estos estudios es que
su raíz reduce los niveles de colesterol y triglicéridos.
También regula la presión arterial.
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