lunes, 30 de noviembre de 2020

Iglesias sumergidas en el agua en México

 


En México hay iglesias sepultadas bajo el agua o la tierra. En algunos casos debido a fenómenos naturales, y en otros, por acciones del hombre.

Sin embargo, sea cual sea el caso, estos recintos se han transformado para bien. Pues estas atracciones ya no solo enamoran a quienes gustan del turismo religioso, también a los viajeros interesados en la historia y la arquitectura.

Santo Tomas de los Plátanos; Estado de México

El antiguo casco de Santo Tomás, que incluía la iglesia, se encontraban en un valle cercano al actual poblado de Nuevo Santo Tomás de los Plátanos. El gobierno tomó la decisión de evacuar las casas para realizar la construcción de una presa hidroeléctrica, ello implicó la inundación del pueblo. Hoy en día el nuevo poblado se ubica en el risco y disfruta de huertos frutales y cafetales.


Quechula, Chiapas


Nuevo Quechula es un pueblo ubicado en Mezcalapa, Chiapas, y está habitado por descendientes de los habitantes del antiguo Quechula, el cual fue inundado para la construcción de una presa. Debido a ello, el Templo de Santiago quedó sumergido en las aguas del río Grijalva, el segundo embalse más importante de México. La iglesia se construyó en 1564 y se inundó en 1966, cuando se construyó la Presa Nezahualcóyotl.



San Luis de las Peras, Villa del Carbón, Estado de México

San Luis de las Peras fue un pueblo otomí en el actual Villa del Carbón, el cual se decidió inundar en 1931 para crear la Presa Taxhimay y llevar agua al Estado de Hidalgo. Hoy es parte de los atractivos turísticos de Villa del Carbón, y se pueden realizar paseos en lancha o acampar a sus orillas.



Ex convento dominico del siglo XVI, presa Benito Juárez de Jalapa del Marqués, Oaxaca

Este edificio religioso construido por los dominicos en el siglo XVI en los valles del Istmo de Tehuantepec, sur de Oaxaca, deja ver su esplendor durante las sequías, mientras que en temporada de lluvias se oculta. Fue inundado en 1962 por orden del presidente Adolfo López Mateos para aprovechar los ríos de Tehuantepec y Tequisistlán, sepultando el pueblo de Santa María de Jalapa del Marqués.


Iglesia de San Juan Bautista, Tequesquitengo, Morelos

Aunque pocos lo saben, el Lago de Tequesquitengo es obra humana. Su historia comienza en 1650, cuando el pueblo se estableció a las orillas de un ojo de agua. En el siglo XIX los hermanos Miguel y Leandro Mosso desviaron el agua hacia sembradíos de azúcar que eran de su propiedad. El lago, que en su origen era más pequeño, aumentó de tamaño y para 1865 el pueblo se encontraba totalmente sumergido. Debido a ello hubo enfrentamientos entre los campesinos y hacendados. En temporada de sequías es posible observar el campanario del antiguo templo.

1845 (7 de abril), ¿la verdadera causa?

Ese año sucedió uno de los sismos más fuertes del siglo, el cual pudo ser el causante de que el acuífero se fracturara  e inundara el valle. El sismo afectó varios municipios, se hicieron profundas orquedades en el suelo que se conectaron a cavernas subterráneas por donde se filtró agua a la superficie, así que está puede ser la verdadera causa de porque el pueblo de San Juan Bautista de Tequesquitengo quedó inundado.


Parroquia de San Pedro Apóstol, Churumuco, Michoacán

La Parroquia de San Pedro Apóstol de Churumuco quedó sumergida en agua en 1965 para la construcción de la Presa El Infiernillo. El edificio data de 1800 e históricamente es famosa porque fue el lugar donde José María Morelos y Pavón ofició misa.

 


Son paisajes alucinantes en cuyas aguas se alzan vestigios de iglesias sumergidas, y logran captar la atención y curiosidad de todos aquellos que las visitan o desean visitarlas. Y tú ¿ya las conocías?

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