Las cosas que México
tiene para maravillarte no solo están sus playas o ciudades coloniales. También
puedes encontrar algunos lugares que atraen por su rareza o por las leyendas
que existen en torno a ellos. Uno de estos sitios es la famosa Zona del Silencio,
que se ubica en Bolsón de Mapimí, una parte desértica que se encuentra entre
los estados de Durango, Coahuila y Chihuahua. Esta zona es conocida por las
leyendas que incluyen teorías de este mundo y del espacio exterior.
Además de admirar el árido, pero igualmente bello paisaje
podrás ser testigo de los fenómenos tan peculiares que suceden en la Zona
del Silencio pues simplemente las brújulas se detienen, los radios dejan
de captar señal ya que las ondas hertzianas dejan de transmitir por lo que
también los relojes se detienen.
En esta región hay una flora y fauna bastante particular, ya
que además de la típica biodiversidad del desierto como la tortuga del
desierto, en La Zona del Silencio hay una simpática variedad de
nopales color morado que contrastan con el pálido color de las rocas y arena.
Muchos han comparado a la Zona del Silencio con
el Triángulo de las Bermudas, pues presentan ciertas similitudes y que en
ambos lugares han ocurrido misteriosas desapariciones si se atreven a
aventurarse más allá.
En los años 70 mucha gente se obsesionó con conocer la Zona
del Silencio, pues se decía que había actividad extraterrestre. No obstante, su
llegada provocó daños irreversibles.
La misteriosa Zona del Silencio
Rápidamente se esparció la noticia: en el norte de México
existía un lugar en el que era imposible escuchar cualquier sonido. La gente lo
llamó la Zona del Silencio. Las especulaciones aumentaron de manera
precipitada y pronto las personas quisieron saber más de ella e incluso
conocerla. Esto sin fijarse en el impacto negativo que tendría sobre el
ecosistema.
Todo comenzó durante la década de 1970. En esa época, los
pedazos de Athena, un cohete que pertenecía a la NASA, cayeron sobre la región
que hoy pertenece a la Reserva de Mapimí sin una explicación
aparente. Casi de inmediato, un grupo de especialistas estadounidenses llegó a
la zona para recoger los restos del artefacto y acordonar el área. No obstante,
se trataba de desechos altamente peligrosos por lo que no dejaron que nadie
ajeno a la misión se acercara.
Al no recibir alguna razón convincente ante tal enigma, la
gente comenzó a especular. Se decía que era un lugar en el que la radio y los
relojes no funcionaban. También se aseguraba que existía actividad
extraterrestre e incluso que en determinado espacio era imposible escuchar
cualquier sonido.
Años después, una parte de uno de cohetes Apollo de los
Estados Unidos también cayó en la Zona del Silencio. Esto ocasionó que el
gobierno estadounidense también hiciera una investigación de las
características especiales de la zona. Ellos descubrieron que no solo las
señales de radio no funcionan en el área. Tampoco lo hacen la televisión, ondas
cortas, microondas o señales satelitales.
Un imán para los meteoritos
A pesar de que por varias décadas se han estudiado las causas de las características de la Zona del Silencio, los científicos siguen sin encontrar una explicación viable. Sin embargo, si han determinado que la Zona cuenta con altos niveles de magnetismo y es un lugar donde constantemente caen meteoritos. Esto ha ocasionado que algunos científicos especulen que pueden existir materiales inusuales o no conocidos que provoquen el constante silencio de la zona.
Ecosistema en peligro
Pronto, muchas personas vieron gran potencial para explotar
el misterio que engendraba la región y comenzaron a ofrecer excursiones con la
promesa de hacer vivir experiencias únicas y paranormales. La gente se había
convencido de que se trataba de un lugar con una gran carga energética y
empezaron a frecuentarlo para absorberla.
La situación se descontroló: la gente ya no sólo iba por
aquellas creencias sino para extraer especies exóticas y venderlas a buen
precio en el extranjero, generando así un daño tan severo que quizá nunca será
reparado.
Entre las especies que más sufrieron tenemos a la tortuga
del Bolsón (Gopherus flavomarginatus). Este legendario reptil ha sido llevado
al borde de la extinción pues, además de ser comercializado de manera ilegal,
su hábitat sufrió degradaciones significativas.
El intento por revertir el daño y preservar la vida
Finalmente, en un gran intento por preservar la vida
silvestre, se creó la Reserva de la Biósfera de Mapimí en 1978 –ubicada
entre los estados de Coahuila, Chihuahua y Durango–. Al mismo tiempo, se
construyó el Laboratorio del Desierto –junto al cerro San Ignacio– cuya misión
aún prevalece y consiste en desarrollar diversos proyectos, así como en aplicar
programas que ayuden al repoblamiento de las especies.
El acceso fue restringido al público. Sin embargo, muchos
grupos seguían llegando por lo que se encontró otra solución. Ante la
insistencia de la gente por conocer el lugar, se creó un centro de visitantes
controlado por los locales.
De esta manera, se logró una disminución importante del
impacto negativo, dando paso a la instauración del turismo sostenible. No
obstante, aún queda mucho por hacer pues, a pesar de los esfuerzos, la tortuga
del Bolsón permanece amenazada, al igual que otras especies.
Reserva de Mapimí
Se encuentra al norte de la
altiplanicie central mexicana –dentro del Bolsón de Mapimí– y está compuesta
por gran parte de la riqueza desértica que hay en el país.
Se estima que en la reserva habitan alrededor de 350
especies de plantas, 270 especies de vertebrados y otras especies que son
endémicas y que se encuentran en peligro de desaparecer como el aguililla de
cola roja, el halcón pálido, el pájaro carpintero, la tortuga del Bolsón, entre
otras.
¿Se puede visitar la Reserva de Mapimí?
Aunque el acceso permaneció restringido durante mucho
tiempo, ahora se puede visitar el Ejido La Flor y practicar ecoturismo.
Aquí encontrarás distintos servicios para que puedas vivir una gran experiencia
de manera segura y comprometida con la naturaleza:
- Hospedaje en cabaña y área de camping.
- Observación de la flora y fauna regional.
- Talleres de educación ambiental.
- Cabalgatas.
¡No lo olvides! Para provocar el menor impacto
negativo, dentro de lo posible, es necesario que respetemos a las especies del
sitio que visitemos y también que no extraigamos nada del entorno.
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