viernes, 27 de noviembre de 2020

Peyote: más que una planta alucinógena

 


Reverenciado por unos y temido por muchos otros, el peyote es una de las plantas más reconocidas a nivel mundial. Es un elemento de gran importancia dentro de las tradiciones de algunos grupos indígenas de Norteamérica, pero también uno de los alucinógenos naturales de mayor consumo y el centro de innumerables controversias entre gobiernos y pueblos luchando por su autodeterminación. Es medicina espiritual y una de las denominadas plantas maestras asociadas con prácticas chamánicas y religiones antiguas. 

Lo primero que hay que entender es que el peyote no es una "droga" en el sentido en que el LSD o el MDMA lo son: no fue fabricada en un laboratorio con el objetivo de producir efectos alucinógenos en el organismo; en el mismo sentido, no se ha demostrado que su consumo provoque adicción ni daños en el organismo a largo plazo. Por el contrario, los huicholes (una de las pocas naciones indígenas mexicanas con autorización para consumirlo y transportarlo) lo equiparan a un dios a quien llaman Hikuri, el venado azul, de cuya carne extraen medicina para el cuerpo y el espíritu.

Características

El peyote es un tipo de pequeño cactus nativo de México llamado Lophophora williamsii. Este cactus contiene algunos compuestos alucinógenos como la mezcalina, o la 3,4,5-Trimetoxianfetamina. El aspecto es bastante conocido: una pequeña plata de forma redondeada (aunque las hay planas) de unas cinco pulgadas de diámetro, color verde azulado y a diferencia de muchas otras cactáceas, no presenta espinas. En algunos casos también crece una pequeña flor de color rosa. En ese pequeño espacio, dicen, se concentran las llaves que abren la puerta de la percepción.

Al no presentar espinas, la principal defensa del peyote frente a sus depredadores es un sabor desagradable que impide que los animales del desierto intenten comerlo. Detrás de este peculiar sabor se encuentran más de cincuenta sustancias conocidas como alcaloides. Muchas de estas sustancias tienen propiedades psicoactivas que alteran la percepción de la realidad cuando son consumidas en cantidades adecuadas. La más conocida de estas sustancias -y la responsable de los efectos asociados al consumo de peyote- es la mescalina.  


La fama de este pequeño cactus se debe a que es la planta alucinógena de mayor uso en toda Norteamérica, aunque también es reconocida por sus propiedades medicinales.  

Este cactus mexicano (pertenece a la familia Cactaceae) se localiza solamente en algunas regiones del país norteamericano, como Nayarit, Chihuahua, Durango, Coahuila, Tamaulipas, Nuevo León, San Luis Potosí y, en menor medida, en Querétaro y Zacatecas.

Legalidad en México y usos

El gobierno mexicano otorga un permiso a los nativos huicholes, con el fin de moderar su consumo. Además, tiene firmados convenios internacionales en los que tiene el compromiso de respetar las tradiciones y costumbres de las comunidades indígenas.

La Ley Estatal para el Desarrollo de las Comunidades y Pueblos indígenas reconoce a este como "planta sagrada", por lo que no se prohíbe transportarlo, utilizarlo y cultivarlo dentro de sus actividades.

Se sabe que los nativos americanos utilizaron el peyote con fines medicinales. Tribus como Chichimeca, Tarahumara (Rarámuri), Cora (Náayarite), Huichol (Wixáritari) utilizaban el cactus para hacer lociones que servían de analgésico para las heridas. Se sabe que se usa desde hace 5.700 años. 


Su uso más extendido (y probablemente menos comprendido) se da en ceremonias religiosas del pueblo huichol (wixárika) que habita en Nayarit, Jalisco y Zacatecas pero que cada año realiza una peregrinación al desierto de Wirikuta en Real de Catorce, estado de San Luis Potosí, que tiene el sentido de una cacería ritual del "venadito". El complejo ritual para recoger y consumir peyote sólo puede ser dirigido por un mara'akame, un chamán que guía la peregrinación, prepara las plantas, narra historias sobre el origen de la humanidad e incluso preside sobre ritos como iniciaciones de otros chamanes y matrimonios. En usos religiosos es necesario "purificarse" antes de consumir hikuri, lo que se hace mediante ayunos, confesiones y baños rituales. 

Peyote y salud

En la medicina tradicional, el peyote se utiliza no sólo como un remedio espiritual, sino como medicina para tratar la artritis, problemas estomacales, asma, influenza, diabetes e incluso picaduras de animales ponzoñosos y mordeduras de víbora. Se ha comprobado que el peyote tiene propiedades analgésicas y antibacterianas, y cuenta con la capacidad de potenciar el sistema inmune y puede ser de ayuda en el tratamiento de ciertos tipos de cáncer, además de que ayuda a regular algunas afecciones del sistema nervioso.

¿Qué se siente estar bajo la influencia del peyote?

Al ser consumido como alucinógeno, el peyote produce algunas reacciones físicas como alteraciones del ritmo cardíaco y la presión arterial, náuseas y vómito. Todas estas afecciones son ligeras y no se pueden considerar como un riesgo para el consumidor. El mayor problema con el consumo del peyote está relacionado con las alteraciones psicológicas que produce. Estas pueden provocar cambios en la personalidad y estados de euforia desmedidos que podrían poner en riesgo la vida de quien lo consume si no se encuentra bajo la supervisión adecuada.

La sustancia activa del peyote es la mescalina, una sustancia capaz de generar alucinaciones y fuertes estados de éxtasis en quien la consume. La experiencia de estar bajo la influencia del peyote es muy diferente dependiendo de la cantidad de mescalina que se consuma. Una dosis baja puede provocar euforia, con periodos de concentración y relajación extendidos y sentimientos de empatía por encima de lo normal. Las dosis altas provocan alteraciones visuales caracterizadas por la presencia de colores brillantes, figuras geométricas y sinestesia (cuando los sentidos se mezclan entre ellos). Las alucinaciones más fuertes involucran la pérdida del contexto espacio temporal, la despersonalización y lo que muchos explican como la presencia de lo divino.


Un viaje con peyote puede ser enriquecedor pero también peligroso. Las alteraciones cerebrales producto de la mescalina pueden provocar episodios psicóticos y cambios bruscos en la personalidad que pueden poner en riesgo la vida de quien la consume y de sus acompañantes. Esta es la razón por la que los pueblos que tienen una relación estrecha con el peyote tienen tantos rituales de preparación alrededor de su consumo. Si vas a consumir mescalina, hazlo acompañado, preferentemente con gente que haya tenido experiencias previas y esté dispuesto a cuidarte.  

La importancia del peyote es innegable en el mundo actual. No sólo es una parte fundamental de la cosmovisión y la vida espiritual de distintos pueblos indígenas, también ha sido el centro de movimientos contraculturales y de discusiones acaloradas entre gobiernos y distintos pueblos en lucha por su autodeterminación. Más que una planta alucinógena, el peyote es un elemento cultural de gran importancia para los pueblos norteamericanos, una medicina física y espiritual, y una herramienta de crecimiento personal para aquellos que lo consumen de forma responsable.

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