martes, 26 de enero de 2021

Animales mexicanos que convivieron con los dioses prehispánicos

  



En la época prehispánica, los pueblos nativos tenían una cosmovisión totalmente diferente del mundo, en la que los animales eran una parte esencial de la creación, de la vida y de la muerte, por lo que un sinfín de leyendas se crearon en torno a ellos. Con la llegada de los españoles, muchas cosas cambiaron, entre ellas el respeto y el carácter sagrado que se les otorgaba a los animales, que comenzaron a ser vistos como objetos que se pueden poseer, cazar y tomar a placer, lo que en nuestros días ha llevado muchas especies al borde de la extinción. Hoy te presentamos algunas de las leyendas protagonizadas por animales mexicanos y dioses.

 

El tlacuache

Uno de los animales que juega un papel muy importante en la mitología del mundo nativo es el tlacuache, que hoy en día es visto como una plaga y que se ve constantemente amenazado por los ataques humanos. Según la cosmovisión wixárika, este animalito fue el responsable de regalarle el fuego a la humanidad.

Según la leyenda, antes de la aparición del fuego la humanidad llevaba una vida dura en extremo a causa de las inclemencias del clima. Así que un día en el que un rayo cayó sobre un árbol y provocó un incendio, los wixarika intentaron de muchas formas apoderarse del fuego, fracasando en cada ocasión.

Fue así que el coyote, el venado, el armadillo, la iguana y el tlacuache se reunieron compadecidos del sufrimiento de la humanidad y, por sorteo, acudieron cada uno para robar el fuego, fracasando todos, hasta que llegó el turno del tlacuache.

Nuestro héroe permaneció durante siete días sin moverse cerca del fuego, para evitar cualquier peligro, hasta que finalmente aprovechó para robarlo, llevándolo encendido en su cola.

Sin embargo, fue descubierto por los guardianes del fuego, quienes lo golpearon casi hasta su muerte. A pesar de ello, el tlacuache triunfó, pues en su marsupio había guardado una pequeña brasa que fue su regalo para la humanidad.




El búho

Otro animal muy famoso dentro de las leyendas prehispánicas es el búho, que entre los mayas es un emisario de los señores de la muerte que viven en el inframundo llamado Xibalbá, tal como podemos apreciar en el libro sagrado del Popol-Vuh, cuando Hun-Hunahpú y Vucub-Hunahpú reciben la visita de unos extraños mensajeros para disputar un juego de pelota.

Este carácter de emisarios de la muerte sigue vigente hasta nuestros días. Incluso, durante la época colonial surgió un refrán que dice "cuando el tecolote canta, el indio muere", ya que para los nativos el canto del tecolote (búho) representaba un aviso de la proximidad de la muerte.




El xoloitzcuintle

El xoloitzcuintle es una de las tres razas cien por ciento mexicanas y, según la cosmovisión nahra, este perrito es quien nos acompaña en la primera de las nueve pruebas del Mictlán, el cruce del río Chiconahuapan. Así lo relata Bernardino de Sahagún en "Historia general de las cosas de Nueva España".

Pero no bastaba morir para cruzar este río, sino que había que haber tratado bien a los perros estando en vida, para que al morir ellos pudieran reconocer a su amo.




El conejo, el águila, el jaguar y el ajolote

Según la leyenda de los soles, durante la creación de nuestro mundo hubo dos deidades propuestas para la creación de nuestro sol: uno de ellos era Tecuciztécatl, un dios soberbio, y el otro era Nanahuatzin, un dios enfermo y pobre. La misión era que uno de ellos se arrojara a la hoguera divina que habían encendido los dioses creadores en Teotihuacan.

Llegado el momento, Tecuciztécatl tuvo miedo de inmolarse a sí mismo dentro de dicha hoguera y no pudo completar la tarea, así que Nanahuatzin tomó la iniciativa y corrió hasta fundirse con ella.

Sin embargo, la historia no acabó ahí, y los dioses notaron que el sol y la luna no podían moverse, así que Quetzalcóatl determinó que aquellos astros requerían del sacrificio de los dioses creadores para perpetuar su movimiento. Sin embargo, uno de los creadores no tenía motivos para ofrendar su propia vida y huyó.

Es así como estos cuatro animales aparecen como íconos dentro del mito de la creación, y de ahí su carácter sagrado en la mitología nahua.







Estos siete animales han ayudado a la humanidad a salir de grandes apuros; tal vez si recordáramos más seguido estas leyendas aprenderíamos a respetar no solo a estos animales, sino a todos. Y tú ¿Qué opinas?

 

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