miércoles, 13 de enero de 2021

Gabaneras de Hueyapan, Morelos: creadoras de piezas textiles únicas en México y en el mundo

 





A las faldas del volcán Popocatépetl, el pueblo de Hueyapan es una de las zonas más frías del estado de Morelos. Para resistir las bajas temperaturas, todavía más en la temporada de invierno, los adultos acostumbran echarse encima gabanes y rebozos, prendas que las mujeres elaboran con sus propias manos, usando los recursos que les da la naturaleza.





Gabaneras de Hueyapan, mujeres de tradición

Mujeres de Hueyapan, también conocidas como las "gabaneras" de Hueyapan, mantienen una emblemática tradición del central estado de Morelos. Para su trabajo, emplean el llamado telar de cintura, que se amarra a un árbol o un poste. En sus hogares se dedican a confeccionar las prendas que, durante siglos, han acompañado a los hombres y mujeres del pueblo. Lo hacen usando todo lo que la naturaleza les regala: la lana la obtienen de los borregos que hay en la localidad, mientras que los tintes son elaborados con las plantas, flores y frutos que crecen en la zona. Los colores vienen de la naturaleza: de la grana cochinilla, el añil, flores y plantas, y hay algunas que nos sirven como fijadores para que nuestras piezas no se despinten.






¿Cómo es la elaboración de los gabanes?

Las manos de las gabaneras son de mujeres de la comunidad indígena de Hueyapan, en las faldas del Popocatépetl, herederas de una tradición que conservan las gabaneras a partir  del tejido de lana en telar, da identidad a su pueblo.






Una comunidad que conserva sus tradiciones artesanales, la actividad textil, que combina el uso del telar de cintura con la lana de borrego. Las abuelas enseñan a sus hijas, a partir del siglo XVI las mujeres indígenas dedican gran parte de su vida a tejer.




La mano de las artesanas empieza en el trasquilado del borrego, la lana del animal es recortado a mano con ayuda de unas tijeras bien afiladas. La lana debe lavarse con agua caliente, para que así, elimine la grasa natural del borrego: se enjuaga y se remoja varias veces con el agua caliente y ceniza, se deja en reposo por 24 horas, esto es para que limpie a profundidad la lana; con ayuda de un palo de madera la lana debe ser tallada, este palo sirve para hacer fuerza y libere residuos de hierbas, espina, grasa y tierra. Se seca y viene la limpieza manual, con los dedos de la mano se separa para eliminar basuritas, espinas; esto lleva un poco de tiempo, es decir, hay que tener paciencia. Es aquí, donde va a depender de la calidad de la pieza artesanal. 






El proceso es apoyado por instrumentos totalmente naturales, las cardas que son la flor que se convierte en semilla y al estar seca parece un cepillo; se le conoce como peinado de la lana, se alinean las hebras que conforman la lana; el peinado se hace con dos cardas encontradas de manera opuesta, debe ser con movimiento rápido, se hace en sentido de arriba hacia abajo, la lana que es peinada cubre totalmente la carda, para después con agilidad la artesana separa la lana de manera uniforme, el ancho de la lana depende del grueso de la carda.





Se da paso al hilado de la lana, para ello se utiliza una vara corta de madera en su base tiene una piedra o una pieza de barro en forma circular, esta pieza también es herencia familiar, ya que, sí es de piedra labrada a mano, si es barro se pueden ver las greca de origen prehispánico; se incrusta la vara para formar una sola pieza, se le conoce como "Malacate".

Es momento que "baile el malacate", como una pirinola, en una base lisa (cazuela, plato), se coloca entre las piernas y así la lana se tuerza en las manos y se forme el hilo, cada una de las porciones que salieron del peinado con ayuda de la carda, ahora se unen una tras otra con la ayuda del malacate, salen metros y metros de hilo.








El urdidor se ve en el corral de la casa, es elaborado de madera de manera transversal, cada viga sostiene cinco pequeños postes, forman en total quince postes, conocido como el urdidumbre (conjunto de hilos a una sola medida), esto define el tamaño del tejido.

En la actualidad los urdidores son los mismos palos pero ya tienen como base un trozo de madera, ya pueden ser utilizados adentro de los hogares de las gabaneras, esto lo hace más cómodo.

El atole de masa es muy común tomar por estas tierras, también lo usan para bañar el hilo para dar mayor resistencia, actualmente el atole de harina de trigo es utilizado. El atole debe penetrar bien en los hilos, se deja reposar por unos minutos. Se saca y ahora será colocado en el telar de cintura prehispánico; el telar está compuesto por otates que extienden los hilos, después de terminar de colocar en los otates se debe tensar de los extremos y se deja secar.

Separación de la urdidumbre, los hilos secos deben ser separados, ya que con el atole se pegaron unos con otros, después se procede a manipular cada hilo para iniciar ahora sí el tejido.

Entretejer la tela, un hilo arriba y otro abajo, sí llegara a estar un hilo mal colocado esto hace retroceder o impedir que continúe el tejido.

El telar se compone con un otate más, la espalda, el lanzador de hilo y varas de medición, ordenados los hilos se da inicio a tejer la tela.






El lanzador cruza por en medio de los hilos de lana transversales, este hilo es apretado por la espada, la cual es jalada con fuerza hacia la tejedora, de acuerdo a la cintura de la artesana la estabilidad es proporcional, al apretar el hilo es ahí donde inicia el tejido. Se avanza por parte de abajo del telar; las varas dan la medición para que se forme las formas, figuras del tejido, de forma uniforme, con ayuda de espinas o tachuelas la varas de una madera suave se fija y se va recorriendo según se da el tejido.

El tejido depende de la prenda, puede tardar de un mes o más tiempo, al terminar de tejer vienen los acabados con los amarres, son ataduras entre hilos que forman figuras, dando el toque a la pieza.

Con ayuda de sus rodillas y las manos tuercen extensiones de hilo, para colocarlos a los extremos de los gabanes. La pieza se lava con jabón de pasta para liberar el atole y pueda quedar suave.






A pesar de los años, el proceso se conserva casi intacto, sólo ha cambiado el uso de nuevos diseños, la creación de nuevas mezclas de colores; ahora elaboran morrales, carteras, bolsas y mochilas.

Con la técnica prehispánica el hilo es pintado con pigmentos naturales, obtenidos de plantas y animales del campo: flor del pericón, jarilla, grana cochinilla animales del nopal, añil vegetal y el negro natural del borrego. Para hacer un color más intenso se "lava" dos o tres veces en el tinte. Menos lavadas para colores más claros.






Hueyapan conocido como la cuna del chal bordado, las gabaneras saben muy bien tejer la lana, no intervine máquina mecánica, todo es manual. Comunidad donde las mujeres siempre está para recibir a la gente que guste conocer su forma de vida, y sin duda, creadoras de unas increíbles y únicas obras de arte textil.

 

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