A las faldas del volcán Popocatépetl, el pueblo de Hueyapan es
una de las zonas más frías del estado de Morelos. Para resistir las
bajas temperaturas, todavía más en la temporada de invierno, los adultos
acostumbran echarse encima gabanes y rebozos, prendas que las mujeres elaboran
con sus propias manos, usando los recursos que les da la naturaleza.
Gabaneras de Hueyapan, mujeres de tradición
Mujeres de Hueyapan, también conocidas como las
"gabaneras" de Hueyapan, mantienen una emblemática tradición del
central estado de Morelos. Para su trabajo, emplean el llamado telar de
cintura, que se amarra a un árbol o un poste. En sus hogares se dedican a confeccionar
las prendas que, durante siglos, han acompañado a los hombres y mujeres del
pueblo. Lo hacen usando todo lo que la naturaleza les regala: la lana la
obtienen de los borregos que hay en la localidad, mientras que los tintes son
elaborados con las plantas, flores y frutos que crecen en la zona. Los colores
vienen de la naturaleza: de la grana cochinilla, el añil, flores y plantas, y
hay algunas que nos sirven como fijadores para que nuestras piezas no se
despinten.
¿Cómo es la elaboración de los gabanes?
Las manos de las gabaneras son de mujeres de la comunidad indígena de Hueyapan, en las faldas del Popocatépetl, herederas de una tradición que conservan las gabaneras a partir del tejido de lana en telar, da identidad a su pueblo.
Una comunidad que conserva sus tradiciones artesanales, la
actividad textil, que combina el uso del telar de cintura con la lana de
borrego. Las abuelas enseñan a sus hijas, a partir del siglo XVI las mujeres
indígenas dedican gran parte de su vida a tejer.
La mano de las artesanas empieza en el trasquilado del
borrego, la lana del animal es recortado a mano con ayuda de unas tijeras bien
afiladas. La lana debe lavarse con agua caliente, para que así, elimine la
grasa natural del borrego: se enjuaga y se remoja varias veces con el agua
caliente y ceniza, se deja en reposo por 24 horas, esto es para que limpie a
profundidad la lana; con ayuda de un palo de madera la lana debe ser tallada,
este palo sirve para hacer fuerza y libere residuos de hierbas, espina, grasa y
tierra. Se seca y viene la limpieza manual, con los dedos de la mano se separa
para eliminar basuritas, espinas; esto lleva un poco de tiempo, es decir, hay
que tener paciencia. Es aquí, donde va a depender de la calidad de la pieza
artesanal.
Se da paso al hilado de la lana, para ello se utiliza una
vara corta de madera en su base tiene una piedra o una pieza de barro en forma
circular, esta pieza también es herencia familiar, ya que, sí es de piedra
labrada a mano, si es barro se pueden ver las greca de origen prehispánico; se
incrusta la vara para formar una sola pieza, se le conoce como "Malacate".
Es momento que "baile el malacate", como una pirinola, en
una base lisa (cazuela, plato), se coloca entre las piernas y así la lana se
tuerza en las manos y se forme el hilo, cada una de las porciones que salieron
del peinado con ayuda de la carda, ahora se unen una tras otra con la ayuda del
malacate, salen metros y metros de hilo.
El urdidor se ve en el corral de la casa, es elaborado de
madera de manera transversal, cada viga sostiene cinco pequeños postes, forman
en total quince postes, conocido como el urdidumbre (conjunto de hilos a una
sola medida), esto define el tamaño del tejido.
En la actualidad los urdidores son los mismos palos pero ya tienen como base un trozo de madera, ya pueden ser utilizados adentro de los hogares de las gabaneras, esto lo hace más cómodo.
El atole de masa es muy común tomar por estas tierras,
también lo usan para bañar el hilo para dar mayor resistencia, actualmente el
atole de harina de trigo es utilizado. El atole debe penetrar bien en los
hilos, se deja reposar por unos minutos. Se saca y ahora será colocado en el
telar de cintura prehispánico; el telar está compuesto por otates que extienden
los hilos, después de terminar de colocar en los otates se debe tensar de los
extremos y se deja secar.
Separación de la urdidumbre, los hilos secos deben ser
separados, ya que con el atole se pegaron unos con otros, después se procede a
manipular cada hilo para iniciar ahora sí el tejido.
Entretejer la tela, un hilo arriba y otro abajo, sí llegara
a estar un hilo mal colocado esto hace retroceder o impedir que continúe el
tejido.
El telar se compone con un otate más, la espalda, el
lanzador de hilo y varas de medición, ordenados los hilos se da inicio a tejer
la tela.
El lanzador cruza por en medio de los hilos de lana
transversales, este hilo es apretado por la espada, la cual es jalada con
fuerza hacia la tejedora, de acuerdo a la cintura de la artesana la estabilidad
es proporcional, al apretar el hilo es ahí donde inicia el tejido. Se avanza
por parte de abajo del telar; las varas dan la medición para que se forme las
formas, figuras del tejido, de forma uniforme, con ayuda de espinas o tachuelas
la varas de una madera suave se fija y se va recorriendo según se da el tejido.
El tejido depende de la prenda, puede tardar de un mes o más
tiempo, al terminar de tejer vienen los acabados con los amarres, son ataduras
entre hilos que forman figuras, dando el toque a la pieza.
Con ayuda de sus rodillas y las manos tuercen extensiones de
hilo, para colocarlos a los extremos de los gabanes. La pieza se lava con jabón
de pasta para liberar el atole y pueda quedar suave.
A pesar de los años, el proceso se conserva casi intacto,
sólo ha cambiado el uso de nuevos diseños, la creación de nuevas mezclas de
colores; ahora elaboran morrales, carteras, bolsas y mochilas.
Con la técnica prehispánica el hilo es pintado con pigmentos
naturales, obtenidos de plantas y animales del campo: flor del pericón,
jarilla, grana cochinilla animales del nopal, añil vegetal y el negro natural
del borrego. Para hacer un color más intenso se "lava" dos o tres veces en el
tinte. Menos lavadas para colores más claros.
Hueyapan conocido como la cuna del chal bordado, las
gabaneras saben muy bien tejer la lana, no intervine máquina mecánica, todo es
manual. Comunidad donde las mujeres siempre está para recibir a la gente que
guste conocer su forma de vida, y sin duda, creadoras de unas increíbles y únicas obras de arte textil.
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