lunes, 11 de enero de 2021

Mural subacuático de Diego Rivera en el Cárcamo de Dolores, en el Bosque de Chapultepec

 



La segunda sección del Bosque de Chapultepec aguarda, desde los años 50's, un complejo hidráulico peculiar y curiosamente no tan conocido. El Cárcamo de Dolores se construyó justo en el fin del recorrido del túnel Atarasquillo, paraje acuoso por donde se conducía el río Lerma para abastecer de agua a la Ciudad de México.

En este espacio se encuentra el edificio funcional del arquitecto Rivas, la improbable y mágica fuente de Tláloc diseñada por Rivera, la Cámara Lambdoma de Ariel Guzik y uno de los murales más espectaculares proyectados por Diego Rivera titulado: "El agua, el origen de la vida".





Rivera realizó dos obras monumentales que fueron concebidas como un homenaje al agua: una fuente dedicada a Tláloc -el señor de la lluvia en las cosmogonías prehispánicas- y un mural que, además de relatar el origen de la vida, contendría entre sus cuatro paredes el elemento al que hacía honor: sería el primer mural subacuático del mundo.

Su temática principal se centra en la importancia del agua en la evolución de la vida en nuestro planeta, basándose para ello en la teoría del biólogo ruso Alexander Oparin.

El mural se puede apreciar dentro del túnel que conduce a un tanque ubicado en el centro del edificio. Aquí es por donde entraban las aguas provenientes del Sistema Lerma hacia los tanques, punto simbólico al que se atribuyó un contexto metafórico muy bello por medio de esta extraordinaria pintura a escala.

Tanto el túnel como las cuatro caras del tanque de almacenamiento y el piso fueron pintados, de manera que se puede apreciar una espectacular historia sobre el elemento vital en su totalidad, representado a través de motivos prehispánicos muy al estilo del pintor. Una de las metáforas más hermosas que corren por esta pintura subacuática es precisamente la parte del suelo, donde se encuentran dibujados microorganismos sobre franjas multicolor que culminan en formas estilizadas, tales como chalchihuites, mimetizando la representación de cuerpos de agua en los códices prehispánicos.  La obra ofrece la representación de diversas especies que han sido importantes durante la evolución, como el trilobite, que fue el primer animal con ojos, y una planta llamada cooksonia, catalogada como una las primeras plantas terrestres.

¿Cómo es el mural?

El muralista se basó en sus principios para pintar "El agua, origen de la vida", donde representó desde los primeros microorganismos unicelulares, hasta peces, anfibios y humanos: un hombre negro de un lado y una mujer asiática del otro, como representantes de los primeros homo-sapiens. 







En otra de las caras del mural, aparecen las figuras de unos cuantos ingenieros y obreros que trabajaron en la construcción del sistema Lerma-Cutzamala, como un homenaje del pintor hacia ellos. Y en el resto de los rincones se observan distintos usos del agua en la sociedad moderna, como la higiene y la agricultura. 





Y también la recreación: a su hija Ruth Rivera la pintó nadando en una esquina, mientras que en otro extremo se observa una familia de cuatro que reclama beber unas cuantas gotas en medio de un paisaje árido. 





Este gesto es interpretado -según explica el guía del que hoy se llama Museo Jardín del Agua- como una autocrítica del artista que tantas veces planteó en su obra el problema de la lucha de clases. Desde cierta perspectiva, el mural parece integrarse con una de las dos cabezas del Tláloc que custodia el Cárcamo en su exterior. La fuente, también realizada por el artista, fue concebida para apreciarse desde el aire y no está exenta de simbolismos. El señor de las aguas convive con peces y serpientes y sostiene en sus manos varias mazorcas de maíz.







Conociendo la trascendencia del dios del agua Tláloc para las culturas mexicanas antiguas y no solo como dios sino como energía vital para el ser, fertilidad, conexión con el origen y camino o conducto al más allá, es de vital importancia para todo citadinos conocer este espacio, que además de reflejar, en cada uno de sus pequeños detalles, siglos de una cultura eterna que no muere, representa un bello recordatorio de porqué es imprescindible el agua para todos; porqué es de importancia vital cuidar de su supervivencia. 


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